25. GILUHEPA

El misterioso reino de Mitanni que creó el pueblo indígena hurrita duró poco más de 200 años, pero tuvo una enorme trascendencia en su tiempo, no sólo por la posición geográfica que ocupaba sino por la valentía y audacia de su poderoso ejército. Posicionado entre los imperios asirio, egipcio e hitita, este reino militarista del que se conoce muy poco, tuvo un estrecho contacto con el Egipto de mediados XIV a. C. según testimonian las Cartas de Amarna.  

El gran Amenhotep III había establecido las bases de una relación que podríamos calificar como diplomática con muchos de los reinos e imperios limítrofes de su tiempo. Esta relación se sustanció con tratados y acuerdos de amistad y cooperación. De este modo logró mantener una gran estabilidad política a su imperio y a su tiempo. Cuando subió Ajenatón al trono de su padre, Tushratta, rey de Mitanni, lo saludó con todo el respeto y buena disposición que merecía el hijo del gran Nimuaria (Amenhotep III).

A pesar de ser un reino poderoso desde el punto de vista militar -los hurritas introdujeron el carro como elemento de combate- se sentían amenazados, tanto por la beligerancia de los hititas como por la de los asirios. Por esta razón buscaron en el entonces pacífico y estable Egipto alianza y protección. Para ello, los reyes mitanos enviaban a sus princesas al País de las Dos Tierras, con el fin de que se desposaran con los reyes egipcios y así estrechar una unión sanguínea entre las dos monarquías. Esto garantizaba la paz y la hermandad.

GILUHEPA, princesa de Mitanni. / Copyright Ignacio Oliva Films

Giluhepa, hermana del rey Tushratta, fue esposa de Amenhotep III y la joven princesa Taduhepa, hija del propio Tushratta y que en Egipto fue bautizada como Kiya, siguió a esta convirtiéndose también en esposa del ya anciano y poderoso faraón. Cuando este murió, poco más de un año después del matrimonio, las dos princesas mitanas pasaron a ser esposas del joven Ajenatón.

Giluhepa y Kiya eran diosas del amor y habitaban la Casa de las Bellezas. Hubo entre ellas una estrecha filiación mutua, especialmente durante el convulso tiempo de crisis del reinado del faraón hereje. Las dudas, culpas y suposiciones las asaltarán, y serán presas de una gran inquietud por los inquietantes rumores que se oyen por todas partes.  

La relación entre Guluhepa y Kiya justificaría, de por sí, una película y Hereje les rinde un pequeño homenaje mostrando, por primera vez en el cine, a estos dos atractivos personajes históricos en un fresco que condensa los misterios de toda una época.

25. GILUHEPA